donde el cielo y el suelo se hacen uno tras el alba
allí donde se esconde la tersura de sus manos
donde aguarda paciente el tiempo su llegada.
Quién podría negar que haya detrás una mano divina
que hace estallar los más bellos colores en lo alto
sonríele la mirada y estremécese el alma
que el paraíso esta en casa, está tras la ventana.
Bello poema, de un optimismo vital y una alegría solapada, casí tímida. Un abrazo
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